El título Fahrenheit 451 de Ray Bradbury hace referencia a la temperatura necesaria para que arda un libro de papel. Cabe preguntarse quizás qué temperatura hace arder un libro digital. En un artículo publicado recientemente en la revista Wired, Jonathan Zittrain plantea que un libro digital arde a temperatura ambiente: 72 grados Fahrenheit (22 grados Celsius)
¿Qué quiere decir?
Quemar un libro digital no es quemar su soporte (el eReader) sino atentar contra la integridad y acceso al libro en sí, en este caso, el archivo ePub, pdf, mobi, etc. La particularidad de esta “quema digital” es que se trata de un procedimiento silencioso, inodoro y subrepticio.
No está de más volver a recordar el caso de Amazon con los libros de Orwell. En 2009Amazon borró remotamente los libros 1984 y Rebelión en la Granja debido a que el editor que publicó las obras en Amazon no tenía los derechos respectivos.
En el caso de los libros digitales, el lector no suele comprar el libro en sí sino que suscribe un contrato de acceso al libro que podría ser revocado. Esta revocación puede partir de un conflicto de derechos pero también de la localización del lector, como el caso de Linn Nygaard (Amazon le bloqueó la cuenta y por lo tanto el acceso a sus libros, argumentando una violación de términos y condiciones por residir en Noruega y comprar libros en Amazon.co.uk) Asimismo la revocación puede ser causada por la amenaza de un juicio. Amazon, Barnes, Apple o cualquier otro ecosistema de libros podría “quemar” libros de manera preventiva. Y de más está decir que nadie va a oler esos libros ardiendo.
Otro asunto preocupante es la integridad. Supongamos el siguiente caso: el escritor X publica un libro. Esta publicación puede ser en papel o digital. Un tercero genera un eBook con el texto original del libro pero le incorpora pequeñas ediciones, quizás modifica la adjetivación, quizás le agrega notas al pie, un prólogo, quizás le cambia el final o salpica los diálogos con frases antisemitas. Luego libera su versión del libro por Internet y en unos meses, es probable que las descargas del libro espurio igualen o superen a las ventas del libro original. A las terribles preocupaciones que ya tiene cualquier escritor, se agrega ahora vigilar la integridad de sus textos.
El problema de integridad podría solucionarse con firmas digitales, tal como se hace actualmente con archivos ejecutables para confirmar que no contengan virus o troyanos. El problema de la censura y la revocación de derechos de lectura parece ser algo bastante más complejo.
En cualquier caso, la “quema” de libros digitales es la cuestión a informar y debatir, en lugar de seguir dando las mil vueltas morbosas sobre la muerte del libro en papel.
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